sábado, 19 de septiembre de 2009

POESIA AZTECA







Belleza del Canto


Llovieron esmeraldas;
ya nacieron las flores:
Es tu canto.
Cuando tú lo elevas en México,
el sol está alumbrando.





El Ave y la Mariposa


¿Qué es lo que dice el ave roja del dios?
Es cual un repicar de sonidos: anda chupando miel.
¡Que se deleite: ya se abre su corazón:
es una flor!
Ya viene, ya viene la mariposa:
viene, viene volando; viene abriendo sus alas:
Sobre las flores anda chupando miel.
¡Que se deleite: ya se abre su corazón:
es una flor!


La Vida Pasa: Hay que Vivir


No por segunda venimos a la tierra
príncipes chichimecas. Gocémonos y tráiganse las flores.
¡Al Reino de la Muerte! . . . sólo estamos de paso:
¡de verdad, de verdad nos vamos!
¡Verdad es que nos vamos!
Verdad es que dejamos las flores y los cantos
y la tierra . . . ¡Sí de verdad, de verdad nos vamos!
¿A dónde vamos? ¿A dónde vamos?
¿Estamos allá muertos o aún tenemos vida?
¿Hay un sitio en que dura la existencia?
¡En la tierra tan sólo
es el bello cantar, la flor hermosa:
es la riqueza nuestra, es nuestro adorno: gocémonos con ella!
Príncipes chichimecas: gozad,
allá donde nos vamos es la Casa del rey de los muertos,
del dios que lanza luces y envuelve en sombras [Popocatzin],
es el sitio a que regresan nuestros abuelos.
Os lanzáis al abismo:
nadie en la tierra queda:
¡En la tierra tan sólo
es el bello cantar, la flor hermosa:
es la riqueza nuestra, es nuestro adorno: gocémonos con ella!


¡Huida de Quetzalcoatl!


En Tula existió la Casa de Madera;
aún perduran las columnas en forma de serpientes;
las dejó al irse Nácxitl Topiltzin.


Al son de trompetas es llorado por nuestros príncipes.
Ya se va el que ha desaparecer allá en Tlapalla.


Íbamos allá a Cholula, junto al Poyauhtécatl;
é la había traspasado para ir a Acalla.


Al son de trompetas es llorado por nuestros príncipes.
ya se va el que ha de perecer allá en Tlapalla.


Llegué a Nonoalco, yo cual quéchol de finas plumas,
yo el príncipe Mamali y quedé desolado.


Enigma de vivir

No es verdad que vivimos,
no es verdad que duramos
en la tierra.
¡ Yo tengo que dejar las bellas flores,
tengo que ir en busca del sitio del misterio!
Pero por breve tiempo,
hagamos nuestros los hermosos cantos.

Cant. Mex., f. 35, lin. 10 ss. Anónimo de Chalco

Muerte fatal

¡A dónde iremos que muerte no haya? Por eso llora mi corazón.
¡Tened esfuerzo: nadie va a vivir aquí!
Aun los príncipes son llevados a la muerte:
así desolado está mi corazón.
¡Tened esfuerzo: nadie va a vivir aquí!

Cant. Mex., f. 70 R., lin. 27 ss. De Tenochtitlan, con la misma ocasión.
Ánimo

¡No te amedrentes, corazón mío!
Allá en el campo de batalla
ansío morir a filo de obsidiana.


Oh, los que estáis en la lucha:
yo ansío morir a filo de obsidiana.
Sólo quieren nuestros corazones la muerte gloriosa.


Misión del Poeta (Otra)


¡Sin duda eres el ave roja del dios,
sin duda eres el rey del que da vida!
Vosotros, los primeros que mirasteis la aurora
aquí cantando estáis.
¡Esfuércese en querer mi corazón
sólo flores de escudo: son las flores del sol!
¿Qué hará mi corazón?
¿Es que en vano venimos, pasamos por la tierra?
De modo igual me iré
que las flores que fueron pereciendo;
¡Nada será mi renombre algún día!
¡Nada será mi fama en la tierra!
¡Al menos flores, al menos cantos!
¿Qué hará mi corazón?
¿Es que en vano venimos, pasamos por la tierra?




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La poesía azteca, recreaba lo que percibían a su alrededor, en ese mundo mágico de Tenochtitlan, un valle espectacular, rodeado de pinos, del amarillo sol que acariciaba el paisaje con su luz amable y calor agradable. En el centro de ese gran paisaje, estaba un gran lago, con laberintos formados por islas de tierra que ellos mismos formaban, en donde cultivaban: maízfrijol y flores de colores encendidos entre otros.

Bellas flores existían, mariposas brillantes que revoloteaban, acompañadas de aves de colores exóticos que salpicaban la vista, como puntitos de colores en todo el panorama, contrastando deliciosamente con el intenso azul del cielo, imagino eso, y debió ser una experiencia cromática impresionante, acompañada de las armoniosas melodías de la naturaleza, integradas por: trinos de aves, grillos, ranas, el sonido de las flores y hojas movidas por el viento amable.

Con ese bello entorno, acompañado de una vida apacible y ordenada, con una rica historia, con una mística repleta de dioses, que les infundían toda clase de sentimientos, pero a la vez dolorosa, por los enormes sacrificios a los dioses, las constantes guerras, los asesinatos injustos entre ellos, y a los demás pueblos que les rodeaban, los sentimientos encontrados de venerar la valentía de sus héroes guerreros; así como llorar sus perdidas, se percibe en la sencilla poesía azteca, que interpretaban cantando y bailando.

martes, 19 de mayo de 2009

Poesías de la Luna





La Luna, siempre exquisita, melancólica, taciturna, romántica; siempre envuelta en belleza...como la noche.





Luna de cristal

Una luna blanca brillante y blanda que vive en el agua, posada en un ancla, sal del agua luna del mar, que el tesoro te esperará.
Tu corona de oro, tu collar de plata, pero sobre todo tu corazón de cristal, la luna del mar se mira en el agua con su brillo y su sombra de ojos.
Tú... luna del mar me sorprendes con tu blancura y tu hermosura.
 Tú... luna bella con ojos azules, azules del mar.
Mira la arena, luna de cristal,  parece que llegará algo de verdad.
Mira la sirena que llega, ya que con su viento te irás al cielo;
este es el día en que te marcharas;  este es el día en que te despedirás; adiós luna hermosa;  adiós luna del mar;  que tu hermosura nunca acabar.
Mira el marinero, el marinero mira el cielo y dice así: mira esa bola,  esa bola del mar... parece que es una luna de cristal.....

Gracias Isa...


  Esta poesía de Jaime Sabines de la luna, desencadena cascadas de bellas emociones.


La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.


Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.


Jaime Sabines




Este es un poema bellìsimo que Mariano Estrada, dedico a Federico Garcia Lorca


LA LUNA

Ya nadie mira a la luna,
la luna ya no es de nadie;
ya no la cubren de besos,
ya no la bañan con sangre.

Ni ya le escriben poemas,
ni ya le clavan puñales;
ya no hay tragedias de amores,
ya no hay amor, no hay amantes.

Ya pasa sola la luna,
ya pasa sola, sin nadie;
ya no amontona secretos
ni alumbra sueños, como antes.

¿Adónde fuisteis, poetas,
adónde fuisteis, amantes,
que la dejásteis sin versos,
que sin amor la dejásteis?

Ya no es de nadie, ni es luna,
la luna que ahora nos sale;
porque es un círculo sólo,
y sólo un círculo errante.

Sólo un castillo arrumbado,
sólo un recuerdo distante;
sólo una historia en un libro,
sólo una estatua en un parque.

La luna no será luna
sin corazones que amen;
sin pensamientos que vuelen
y sin poetas que canten.

Y es esa luna, lunero,
la misma luna, no obstante,
que tú metiste en los versos
porque era tuya una parte

Pero los hombres son otros
y otras las cosas que valen;
y otros los ojos que miran
y otras las formas de amarse.

La luna no será luna,
porque la luna es mirarse:
asesinar con los ojos
hasta el dolor de la sangre.


Mariano Estrada
Del libro El cielo se hizo de amor.





Cuenta una leyenda que, cuando el Sol y la Luna fueron creados, se amaban con una pasión y profundidad inconmensurables, sin medida, intensamente. Eran dos amantes libres, el ardiente fuego dorado de uno sobre la fría calidez plateada del otro…

Cuando el Gran Dios decidió que habían de separarse, el Sol para iluminar el cielo de día, la Luna para alumbrarlo suavemente de noche, sus corazones, sus almas, parecieron partirse en dos. Estaban condenados a permanecer separados por siempre, tratando de alcanzarse y nunca lográndolo, en una danza infinita, dolorosa.

El Sol trató de ser fuerte, de fingir estar bien, y lo consiguió, destellando fuerte, muy fuerte, en el firmamento.
La Luna, sin embargo, no podía soportar la tristeza de estar sin su amado, y melancólicamente brillaba en el cielo.

El Gran Dios, compadeciéndose de ella, le obsequió con millones de estrellas, pequeños pedazos de luz que trataban de acompañarla, de consolarla. Pero la Luna añoraba el fulgor ardiente del Sol, su piel cálida y dorada, y la fría palidez de las estrellas la afligía aún más.
Se sabía sola, condenada a permanecer eternamente buscando a su amor, sin poder alcanzarlo jamás, apenas
vislumbrándolo en la distancia.

El Gran Dios volvió a compadecerse de aquellos a los que había separado, y decidió concederles unos instantes de felicidad, con los que habrían de sobrevivir por siempre: los eclipses. Entonces, cuando la Luna desaparece, escondida, cuando el Sol se cubre de su nívea piel, pueden vivir de nuevo, libres, amados, felices, por unos gloriosos momentos, hasta volver a separarse, a romperse, dolorosamente, en dos de nuevo. Esperando, anhelando el momento en que puedan volver a ser uno, juntos, libres, amados.....







 Esta es un preciosa poesía acerca de la Luna, como todas las que escribe la poetisa Morus Gómez


Marea....


En una noche de luna llena, cuando sube el marea


Las olas rompen en el vació, de la desierta arena


Mientras el aire acaricia las palmeras…


A mi me nace el deseo de tenerte, cerca…muy cerca.


Bajo mi piel los deseos se ondulan, por una caricia tuya


Los suspiros se escapan, se detiene el latido


Brota la gota de rocío, esperando tus labios junto a los míos


En la travesía de pensarte, vuelo a tu cuerpo


Bajo el fuego de tu aliento, se derrite el hielo


Nacen nuevas caricias, habitas mi cuerpo


Me inundas me humedeces, como el mar a la arena.


Un castillo que construyo, sentada en la playa cubierta de arena


Con el ansia en los ojos, con el deseo ondulando


Esperando que tu oleaje me bañe…bajo la luz de la luna llena


MORU*S

viernes, 3 de abril de 2009

Delmira Agustini





DIARIO ESPIRITUAL

Es un lago mi alma;
Lago, vaso de cielo,
Nido de estrellas en la noche calma,
Copa del ave y de la flor, y suelo
De los cisnes y el alma.
.
* * *
.
-Un lago fue mi alma...-
.
Mi alma es una fuente
Donde canta un jardín; sonrosan rosas
Y vuelan alas en su melodía;
Engarza gemas armoniosamente
En el oro del día.
.
* * *
.
-Mi alma fue una fuente...-
.
Un arroyo es mi alma;
Larga caricia de cristal que rueda
Sobre carne de seda,
Camino de diamantes de la calma.
.
* * *
.
-Fue un arroyo mi alma...-
.
Mi alma es un torrente;
Como un manto de brillo y armonía,
Como un manto infinito desbordado
De una torre sombría,
¡ Todo lo envuelve voluptuosamente !
.
* * *
.
-Mi alma fue un torrente...-
.
Mi alma es todo un mar,
No un vómito siniestro del abismo:
Un palacio de perlas, con sirenas,
Abierto a todas las riberas buenas,
Y en que el amor divaga sin cesar...
Donde ni un lirio puede naufragar.
.
* * *
.
-Y mi alma fue mar...-
.
Mi alma es un fangal;
Llanto puso el dolor y tierra puso el mal.
Hoy apenas recuerda que ha sido de cristal;
No sabe de sirenas, de rosas ni armonía;
Nunca engarza una gema en el oro del día...
Llanto y llanto el dolor, y tierra y tierra el mal!...
.
* * *
.
Mi alma es un fangal;
.
¿Dónde encontrar el alma que en su entraña sombría
Prenda como una inmensa semilla de cristal ?


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Delmira Agustini fue la más destacada poetisa del Modernismo. Exuberante prestigio para cualquier escritora. Pero no para la crítica de Rubén Darío. El gran maestro la elevó hasta la cúspide de la literatura española. La comparó con Santa Teresa en su calidad de expresión como mujer.

Ella rompió las barreras como mujer y expresó su interior con elegancia. 
Su elevado erotismo, con ausencia total de vulgaridad, es la máxima elegancia
creativa, una libre y perfeccionista poetisa, que imprimió deliciosa musicalidad
y plasticidad rítmica a su poesía, así como una elevada espiritualidad sensual.